¿Dónde poner el foco?
¿En la herramienta, en la
metodología o en el objeto didáctico?
Luego de quince intensos días de trabajo colaborativo en estos
recónditos temas que nos traen los mundos inmersivos, siento que fue enorme el
volumen de información y experiencias que atravesaron mi aprendizaje y mucho
más vasto aún lo desconocido.
La docencia
es una decisión, además de una vocación que pasa por la pasión y el afecto, haciéndose
necesaria la claridad de los fines en sí mismos con el objeto de no perder el
rumbo.
Las
experiencias que nuestros estudiantes "viven" tienen efectos
duraderos en la medida en que modifican o ratifican sus saberes previos,
acrecentando los elementos que forman sus imágenes internas para construir los
conceptos esperados.
El
diseño de actividades en mundos virtuales apoyan lo expuesto.
Teniendo
en cuenta las características de las nuevas generaciones, es precisa una
modificación en el enfoque de la educación sistematizada. El ritmo vertiginoso
de las imágenes que constituyen un alud en la información que ellos reciben,
hace que los enfoques tradicionales pequen de estáticos y esteriotipados. Es
preciso combinar estrategias, sin perder de vista los objetivos de la
educación, tomando de cada una lo que para la ocasión sea óptimo, entrelazando
también metodologías diversas que sorprendan permanentemente a los alumnos en
el diario devenir de nuestro accionar.
Agradezco
nuevamente la calidad profesional de nuestros tutores, Ruth Martinez y David
Postigo, que con dedicación acompañaron a todos y cada uno de nosotros en el
logro de los objetivos, consiguiendo la formación de una opinión acerca de
estas nuevas modalidades que se suman a nuestras herramientas para hacer de la
educación una llave para crecer con libertad y responsabilidad.
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